MARIA LUISA ANIDO

Creemos que nadie ha podido hablar mejor acerca de María Luisa Anido, con ese grado de sentimiento intenso y refinada cultura, que la Profesora Nelly Menotti. Es por eso que ponemos a vuestra disposición esta alocución pronunciada en el Homenaje a María Luisa Anido, quien estuvo presente, realizado en el Teatro San Martín de Buenos Aires -mayo de 1993- organizado por Sebastián Domínguez desde su programa radial De Segovia a Yupanqui

Dijo en esa ocasión la Profesora Menotti:

“…Sólo diseñaré una síntesis del perfil de una mujer valiente, y talentosa que a pesar de las limitaciones que le imponía el ambiente de nuestro país en las primeras décadas de este siglo, cuando aún no había una actividad musical demasiada asentada ni una tradición musical tampoco, ella eligió su destino, apoyada, como tanta veces ha repetido, por la voluntad tesonera  y amorosa de su padre quien intuyó las inusuales destrezas de aquella pequeña criatura.

El propicio ambiente familiar que reunía en tertulias similares a poetas escritores,  músicos, gente del mundo de la cultura y el intelecto, fue el marco adecuado para impulsar ese largo e ininterrumpido diálogo de Mimita con la guitarra. Y fue precisamente su padre, Don Juan Carlos Anido, quien la inició en el estudio de la guitarra, que prosiguió más tarde bajo la dirección de los dos maestros catalanes Domingo Prat y Miguel Llobet, los dos claustros magistrales de la guitarra según la opinión de Rodolfo Arizaga.

Con Miguel Llobet, discípulo de Tárrega, integró un dúo que ha sido calificado como el Primer dúo del siglo XX por el musicólogo francés Robert Vidal y que dejó una historia imborrable en la historia de este instrumento.

María Luisa Anido creció artísticamente, recorrió su país y América, su fama cobró una trascendente dimensión internacional al cumplirse aquel temprano vaticinio de Rabindranath Tagore: asombrará al mundo   y el mundo la consagró como su más grande guitarrista.

Cumplió actuaciones memorables en Italia, Francia, Alemania, Austria, España,  Inglaterra, la entonces Unión Soviética, Japón, Filipinas. En su incesante peregrinaje, que ella define como una pequeña misión de armonía y paz frente al mundo, recibió honores, elogios y homenaje que no perturbaron su innata modestia y sencillez.

Debemos recordar también que en nuestro país, en 1966, hubo un homenaje nacional que el diario La Nación definió como el más importante dedicado a músico viviente alguno con motivo de sus bodas de oro con la guitarra, que en Europa la llaman La Primera Dama de la Guitarra, que cuando cumplió 80 años fue declarada Ciudadana Ilustre de Morón y que en 1989 recibió el premio Konex de platino como la máxima exponente de su categoría: instrumento de cuerda punteada.

La crítica coincidió al destacar sus méritos y esa simbiosis de su talento, su técnica prodigiosa y la secreta y poderosa facultad transmisora que se denomina musicalidad.

Personalidades de distintas esferas emitieron juicios en su nombre. Sintetizaré tres opiniones. En Moscú, el compositor Dimitri Kabalevsky dijo así: en las manos de María Luisa Anido la guitarra suena como toda una orquesta.

Esto es lo que escribió Joaquín Rodrigo: en su larga carrera h sabido siempre aunar la devoción por su instrumento con una conciencia artística que ha sabido ser faro y guía para la generación de ilustres guitarristas que la siguen y encuentran en ella e más perfecto y acabado ejemplo. Su depurada técnica y sensibilidad la hacen acreedora de nuestro agradecimiento., a los compositores que hemos puesto en la guitarra nuestras más caras ilusiones y que en María Luisa Anido no se han mostrado nunca insatisfechas, antes, por el contrario, se han visto siempre comprendidas y realizadas de la manera más firmemente musical

Y en Japón, en una recepción que en su honor organizó el parlamento japonés, el presidente de la cámara Señor Yasujiro Tsutsumi dijo así:  la señorita Anido es el artista más importante producido por Argentina en nuestros días. Su arte es único y admirado a lo largo de todo el mundo como un jalón en la historia de la música de guitarra.

Su dilatada carrera le permitió conocer y compartir ciclos con las figuras más representativas de este siglo. No resisto la tentación de mencionar algunos nombres porque eso nos da una pauta de su dimensión internacional. Ella compartió carteleras con estos artistas: pianistas como Wilhelm Backhaus, Alfred Cortot, Robert Casadesus, violinistas de la talla de Jehudi Munuhin, violoncelistas como M Rostropavich, el director Herbert von Karajan, el bailarín y coreógrafo Serge Lifar y el guitarrista Andrés Segovia. En carteleras comunes. Fui amiga entrañable de Andrés Segovia y ambos se profesaban un sentimiento reciproco de respeto y admiración. Es conmovedora la deferencia con que María Luisa  se refiere siempre al gran maestro español.

Eludiendo un paralelismo que, inevitablemente aúna sus trayectorias ya que, como dijera Robert Vidal, son los dos decanos de la guitarra, los verdaderos pioneros de su difusión contemporánea, la excepcional singularidad de estos artistas señeros radica en la conquista para la guitarra de una nueva dimensión artística y expresiva. María Luisa Anido y Andrés Segovia, como Casals, Zabaleta o Landowska, integran una  raza privilegiada de adelantados que exploraron y exaltaron los secretos instrumentales y enriquecieron su literatura ensanchando sus posibilidades.

Cada uno de ellos bien pudo decir como el Fausto de Goethe: yo abro caminos a millones de hombres.

La vocación de nuestra homenajeada se canalizó en las plurales vertientes de la interpretación, la docencia y la composición. Mimita ama la enseñanza con fervor de auténtica maestra exaltando la verdad interna de cada composición dando más importancia a la poesía que al virtuosismo como quería Casals, ¿verdad Mimita?

En una entrevista definió así su tarea de educadora que aún continúa ejerciendo.

El maestro no debe darse tono ni ser duro, lo que llega a las personas es el valor humano, este poder es incalculable. Lo que llega es la entrega del profesor, a través de ella se tiene a la guitarra. Así entiende su misión María Luisa Anido.

Es autora de numerosas obras editadas aquí y en el exterior donde volcó su recia personalidad, una inagotable vena melódica y ricas inflexiones rítmicas. Casi todas sus obras llevan el aire inconfundible de la música de su patria. Como ejecutante, quienes pudimos escucharla, sabemos el por qué de su fama vigente. Cuando ella tocaba la guitarra, como si se produjera un acto de magia, entrábamos en contacto con ese, su sonido único, recio y sensible. La sustancia sonora que emanaba de su ejecución trascendía la geografía física de la guitarra para convertirse en el milagro único de la música. Milagro que sólo los elegidos pueden conseguir. En todos estos años María Luisa Anido ha resguardado la permanencia sin fisuras de su vocación Si un solo término pudiera definirla éticamente sería integridad.

Siempre quiso transitar su camino con dignidad y nobleza despojándose de las cosas materiales para ahondar en los hechos que ennoblecen y elevan el espíritu humano. Del contraste que brinda la existencia, con sus luces y sus sombras, ella extrajo el secreto para acrecentar esa inagotable facultad comunicativa que es la razón de ser de su arte y también de su vida. Mimita ha sido una embajadora artística de nuestra cultura artística que ella contribuyó a forjar y acrecentar.

Frente a esta vida plena, desbordante en realizaciones, sólo nos cabe formular un anhelo que no es patrimonio de sus amigos o de quienes hemos sido sus discípulas, sus discípulos en general, sino de una legión de compatriotas y, estoy segura que es también el anhelo de este publico que ha colmado esta sala al conjuro de su nombre, y es pedirle que esta vez permanezca entre nosotros para que las nuevas generaciones de guitarristas puedan disfrutar su inagotable humanidad, su sabios consejo y sus clases magistrales, y recibir la experiencia vital de quien se definió muy certeramente:  No admito más grandeza que la del corazón humano. Así piensa Mimita. ¡Muchas gracias!”

 

 
Reseña Biográfica 
 

Isabel María Luisa Anido González nació el 26 de enero de 1907 en Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Fue la cuarta hija del matrimonio formado por Juan Carlos Anido y Betilda González Rigaud. 

 

Comenzó sus estudios de guitarra a los cinco años de edad bajo la guía de su padre Juan Carlos Anido, gran aficionado a la guitarra, quien tuvo influencia definitiva en su hija, animándola y acompañándola en todo momento.

En su casa se vivía un ambiente cultural extraordinario, frecuentado por poetas, escritores, músicos, críticos y sobre todo, guitarristas. Era una época de gran auge del instrumento en Argentina, Uruguay y Chile. Venían los Intérpretes más prominentes, los grandes de España: Miguel Llobet, Emilio Pujol, Josefina Robledo, Domingo Prat y
Regino Sáinz de la Maza, entre otros. De esta manera la personalidad de María Luisa Anido fue madurando, creciendo y disfrutando de aquel entorno intelectual y artístico. Un mundo al que ella definía como ¨suave¨. Fue así que la pequeña Mimita -sobrenombre cariñoso por el que se la conoció entre sus familiares y amigos- transitó su infancia en un ambiente pleno de música, melodías y sonidos de guitarra.

Cuando su padre consideró que la pequeña necesitaba un maestro superior a él mismo, pidió al concertista catalán Domingo Prat -alumno directo de Francisco Tárrega- de gira por América Latina, que escuchara a Mimita y le diera clases. Fue él quien le organizó a la niña de nueve años de edad sus primeros conciertos. Más tarde tomó contacto con los otros grandes guitarristas de la Escuela Catalana: Emilio Pujol y, especialmente, quien se constituyera en su gran maestro: Miguel Llobet.

María Luisa Anido dio su primer concierto completo el 7 de mayo de 1918, a los 11 años de edad, en el Salón "La Argentina" de Buenos Aires, donde habían debutado sucesivamente Miguel Llobet, Regino Sáinz de la Maza y Emilio Pujol. Más tarde lo hicieron también Andrés Segovia, Josefina Robledo, Domingo Prat y Agustín Barrios.

En 1933, tras la muerte de su padre, hace un alto en sus viajes por Argentina, Brasil y Uruguay y se dedica a dar clases privadas. Enseña también en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires y en el Instituto de Música de la Universidad Nacional del Litoral en Rosario, hasta 1950, año en que muere su madre. Por esta razón deja las cátedras en manos de su ex alumna y gran amiga Fanny Castro.

  Al perder a su querida madre, María Luisa Anido da un paso muy importante en su carrera internacional. Se dedica a recorrer el mundo de la mano de quien fuera su representante y amigo durante más de treinta años, Omar Buschiazzo, quien también representó a otros grandes artistas: Eduardo Falú, Carlos Di Fulvio y Julia Elena Dávalos.

En 1952 viaja a Europa por primera vez obteniendo un éxito de características poco comunes, coincidiendo la reacción entusiasta del público con la aceptación de la crítica especializada, que ponderó su prodigiosa técnica además de su refinada y profunda musicalidad.

En esa gira dio conciertos en Londres, Innsbruck, Viena, París, realizó grabaciones para la Radiodifusión Francesa, y visitó las ciudades de Milán, Módena, Messina y Parma.

En 1954 hizo su primer viaje a Japón. Durante quince días ofreció idéntica cantidad de recitales en Tokio, Sapporo, Hokkaido, efectuando presentaciones para la radio y la televisión japonesa, también dictando cursos y clases magistrales.

El Parlamento japonés organizó una recepción en su honor en el Hotel Shoto de Tokio el 24 de mayo, y el Presidente de la Cámara de Diputados del Japón, Yasujiro Tsutsumi, pronunció un discurso de bienvenida lleno de merecidos elogios. Como parte de ese homenaje, los legisladores japoneses obsequiaron a María Luisa una joya cincelada 250 años atrás por un artesano de la familia Asano.

En 1956 María Luisa Anido realizó un viaje a Rusia que marcó un nuevo hito en su trayectoria. En la visita dio nueve conciertos, actuando en Moscú, Leningrado y Kiev. Su debut se produjo en el Teatro Tchaikovsky donde, entre el público, se encontraba el gran compositor Dimitri Kabalevsky, quien opinó así: “...en las manos de María Luisa Anido, la guitarra suena frecuentemente como toda una orquesta...”

En 1982 comienzan sus viajes a Cuba que se repetirán en 1984 y 1986. En 1987 regresa nuevamente para instalarse allí por dos años más, siendo nombrada catedrática del Instituto Superior de Arte y Miembro Honoris Causa de la Universidad de La Habana. Al año siguiente es designada jurado del Concurso Internacional de Guitarra organizado por el compositor, director y guitarrista Leo Brouwer.

Su trayectoria y calidez humana provocaron la admiración de destacados y exitosos guitarristas como Andrés Segovia, Paco de Lucía y su compatriota Atahualpa Yupanqui. Fue galardonada en 1989 con el Premio Konex de Platino.

María Luisa Anido constituye uno de los grandes capítulos en la historia de la guitarra. La jerarquía lograda y el acceso de este instrumento a los más altos estratos de la cultura universal están estrechamente relacionados con la obra íntegra de esta extraordinaria y precursora mujer.